Un Mundo sin Armas de Fuego / Dave Kopel, Paul Gallant y Joanne Eisen

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Por Dave Kopel, Paul Gallant, y Joanne Eisen, del The Independence Institute
5 diciembre 2001 | Traducido por Ines Fernandez Avendano


"Imagínate un mundo sin armas de fuego" fue una calcomanía de parachoques que se veía después del asesinato del ex-Beatle John Lennon el 18 de diciembre 1980. La viuda de Lennon, Yoko Ono, el año pasado siguió este movimiento informando al mundo que se convertiría en la portavoz del Handgun Control, Inc. (organización que más tarde cambió de nombre a "Brady Campaign to Prevent Gun Violence," la que anteriormente se conocía como el National Council to Control Handguns).

Tratemos fuertemente de imaginarnos cómo se vería un mundo sin armas de fuego. No es difícil. Pero ojo: no es un cuadro lindo.

El camino hacia un mundo sin armas de fuego, aseguran los grupos partidarios de la prohibición de armas, es promulgar leyes vedándolas. Podemos empezar por imaginar la aprobación de leyes que prohíban todo tipo de posesión de armas de fuego a todo lo que no forme parte del gobierno.

Es poco probable que funcionen bien las vedas locales. Tomemos como ejemplo, la Ley de Sullivan de 1911 de Nueva Cork, la cual impuso a la ciudad de Nueva Cork una esquematización extremadamente restrictiva relativa a las licencias de armas de fuego. En las décadas recientes, los abusos administrativos han convertido a los estatutos de licencias en algo que iguala la prohibición, salvo para las personas tenaces que tienen la voluntad de navegar un sistema de licencias deliberadamente prohibitivo.

Las leyes afectan principalmente a aquellos con la voluntad de cumplirlas. Y donde existe una necesidad insatisfecha -- y dinero por ganar-- se encuentra también una manera de evadir la ley. Así llega el mercado negro, que prolifera siempre con más vigor cuando se aumentan las restricciones y prohibiciones. En anuncios comerciales que se veían en la TV el agosto pasado, el candidato para la alcaldía Mike Bloomberg informó a los votantes que "en 1993, había en las calles hasta 2 millones de armas ilegales." La insinuación fue que todas dichas armas se encontraban en las manos de criminales, y la conclusión fue que el confiscar las armas convertiría a la ciudad en un lugar más seguro. Lo que Bloomberg nunca elaboró fue su estrategia para eliminar el mercado negro.

En vez, imaginémonos una prohibición de armas a escala nacional, o quizás incluso, una prohibición a escala mundial.

Pero de nuevo, la heroína y la cocaína han sido ilegales en Estados Unidos y en la gran mayoría de los países del mundo, por casi un siglo. Se han dedicado grandes recursos para suprimir su producción, venta, y uso y muchas personas inocentes han sido sacrificadas en el fuego cruzado de la "guerra en contra a las drogas." A pesar de todo, la heroína y la cocaína están fácilmente disponibles en las calles de casi cualquier gran ciudad estadounidense, y a precios que hoy en día son más bajos que los de las décadas anteriores.

Tal vez no sirva una prohibición global. Tal vez el imponer la pena más grave posible le daría a la ley la garra necesaria: cadena perpetua obligatoria por posesión de una arma de fuego, o incluso por posesión de un solo cartucho. (No imaginaremos la pena de muerte, ya que al grupo de Yoko no le gusta.)

Pensándolo mejor, la ley de Armas de Fuego de 1974 de Jamaica contenía esta misma pena, y no fue suficiente. El 18 de agosto 2001, el jamaicano Melville Cook comentó que “actualmente las únicas personas que no tienen una arma ilegal [en este país], son las que no quieren." El crimen violento en Jamaica esta peor que nunca, mientras los pandilleros y los policías de gatillo-ligero, cometen homicidios con impunidad, y solamente andan sin armas los que obedecen la ley.

No obstante, el gobierno jamaicano quiere globalizar su política fracasada. En julio de 2001, Burchell Whiteman, el ministro de Educación, Juventud y Cultura, jamaicano se dirigió a la Conferencia de Desarme de la ONU para exigir "la implementación de medidas para limitar la producción de armas a niveles que satisfagan las necesidades de defensa y seguridad nacional."

Mientras que a los gobiernos se les permita tener armas de fuego, habrá fábricas de armas por robar. Algunas de estas fábricas contaran con las medidas de seguridad adecuadas para prevenir el robo, incluso el robo por los empleados. Pero en un mundo de unas 200 naciones, donde la mayoría son gobernadas por cleptocracias, es descabellado pensar que ninguna de dichas "fábricas de armas gubernamentales" no se convertirían en proveedores del mercado negro. Alternativamente, militares y policías corruptos podrían suministrar armas al mercado negro.

Mejor volvamos a examinar nuestra estrategia. Más que desear leyes (que de ninguna manera podrían brindarnos un mundo libre de armas), seamos más ambiciosos e imaginemos que todas las armas simplemente desaparecieran del mapa. Incluso las armas de los agentes gubernamentales. Y también cerraremos todas las fábricas de armas. Esto debe poner el fin al mercado negro.

¡Voilà! ¡La paz instantánea!


A comenzar de nuevo

Pero, no es muy difícil fabricar un arma que funcione. Como señala J. David Truby en su libro Zips, Pipes, and Pens: Arsenal of Improvised Weapons, "hoy en día todos los diseños modificados/improvisados de armas de fuego quedan bien al alcance del ciudadano sin habilidades mecánicas, que no tiene acceso a las armas por otros medios."

En el artículo "Gun-Making as a Cottage Industry," (La elaboración de armas como una industria casera), Charles Chandler observó que los estadounidenses "tienen fama por ser entusiastas en la industria casera, creando desde modelos de barcos hasta las reformas de sus hogares. Una de las áreas en las que no han sido muy activos es en la fabricación de armas. Esto se debe, explica Chandler, a la existencia de armas bien diseñadas y bien hechas, que están fácilmente disponibles en el mercado".

La prohibición total de armas de fuego, o un plan de licencias altamente restrictivo que casi iguale a la prohibición, crearían un verdadero incentivo para transformar la fabricación de armas en dicha "industria casera."

Esto ya está pasando en Gran Bretaña, a raíz de la prohibición total de posesión de armas por civiles, impuesta por el Acto de Armas de Fuego de 1997. No sólo se encuentra el país inundado por armas importadas ilegalmente, sino que han brotado fábricas improvisadas para competir con los importadores ilícitos.

La policía británica ya tiene conocimiento de esto. Oficiales del Grupo Sur de Delitos Serios de la Policía Metropolitana de Scotland Yard recientemente confiscaron 12 réplicas de pistolas que se habían convertido en modelos de pleno funcionamiento. Un taller de reparación de automóviles en Londres servía de frente para esta novedosa fábrica de armas ilegales. La policía incluso encontró unos emprendedores fabricantes de armas que estaban convirtiendo destornilladores en armas utilizables, y produciendo armas camufladas como llaveros comunes y corrientes.

En suma, el cerrar la fábrica de Repetición de Armas de Winchester -- y todas las otras -- no pondrá fin al negocio de las armas de fuego.

Consideremos el caso de Bougainville, la isla más grande de la cadena de las Islas Solomon del Pacífico Sur. Bougainville fue el sitio de una sangrienta insurrección separatista que duró una década, en contra de la dominación por el gobierno de Papua Nueva Guinea, apoyada y asistida por el gobierno australiano. Dicho conflicto, fue la confrontación más larga en el Pacífico desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y provocó la muerte de entre 15,000 y 20,000 isleños.

Durante las hostilidades, que incluyeron un cupo militar de la isla, uno de los objetivos era el de privar de armas de fuego al Ejército Revolucionario de Bougainville (BRA: Bougainville Revolutionary Army). Esta táctica fracasó: el BRA simplemente aprendió como fabricar sus propias armas usando materiales y municiones sobrantes de la Guerra.

De hecho, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarme de la Región Asia-Pacífico que se celebró en la primavera de 2001, se reconoció reservadamente que el BRA, luego de diez años de su creación, había logrado fabricar una copia de producción del fusil automático M16 y de otras ametralladoras (esto nos hace cuestionar las verdaderas intenciones detrás de la Conferencia de las naciones Unidas sobre el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras en Todos Sus Aspectos, que siguieron unos meses más tarde; la jefatura de la ONU, no puede ser tan tonta, al punto de que no pueda reconocer las implicancias para el desarme mundial, después de enterarse del éxito del Ejército Revolucionario de Bougainville.)

Si esta isla de Bougainville puede producir sus propias armas, entonces las Islas Filipinas han tenido por mucho tiempo una próspera industria casera de armas-- a pesar de sus leyes restrictivas impuestas por la dictadura de Marcos y por otros regímenes.

Parece que vamos a tener que volver a revisar nuestra fantasía otra vez.

Bien. Por proclamación de Kopel, Gallant, y Eisen, no sólo desaparecerán todas las armas de fuego -- todas y cada una -- sino que también queda totalmente prohibida la fabricación "casera".

Esto último es un poco engañoso. Los talleres de reparación de automóviles, las personas con pequeños talleres en sus casas, los revolucionarios -- todos aquellos con habilidades de maquinaria -- podrían fabricar un arma partiendo de varias cosas. Esto nos lleva al mismo camino que la prohibición de drogas: con las leyes anti-droga habiéndose demostrado inexigibles, se han agregado leyes secundarias para prohibir la posesión de los elementos que podrían utilizarse para producir drogas. Se ha llegado hasta el punto en el que una compra sospechosa en la tienda de jardinería puede resultar en una visita de "entrada dinámica" del equipo SWAT (Armas y Tácticas Especiales) de la policía local.

Pero las leyes que prohíben la posesión de materiales de fabricación de armas tendrían que ser aún más amplias que las que prohíben materiales para la elaboración de drogas, puesto que hay tantas mas herramientas que podrían usarse para hacer armas o convertirse en armas. Lo que en realidad tendríamos que hacer es controlar minuciosamente cada paso posible del proceso de fabricación de armas. Esto implica el registro de todas las herramientas de maquinaria, y el licenciar a todos los plomeros nacionalmente, (similar a las licencias nacionales de farmacias actuales), mecánicos de automóviles, y todos esos hombres con destornilladores. Además necesitaríamos poner un número de serie a cada pieza de tubería (cañón de escopeta en potencia) de cada baño y de cada automóvil -- y todas las otras partes en las que se encuentra tubería – e inscribir todos estos números de serie en un registro federal.

Hoy en día los activistas anti-armas que se declaran en contra de prohibir todo tipo de armas de fuego, todavía insisten en que el registro de cada una y todas las armas, y el licenciar a cada dueño de armas es imprescindible para evitar que las armas caigan en las manos equivocadas. De ser así, es difícil sostener la idea de que el registro y la licencia de materiales de fabricación de armas no serían igualmente imprescindibles para evitar la producción ilícita.

Así, tendríamos que controlar cada parte del proceso de producción. Eso concluiría en una propuesta muy costosa y complicada. Aún una tasa de incumplimiento del 1% de la "Ley de Control de los Precursores de Armas de Fuego" dejaría al mercado negro una inmensa fuente de materiales disponibles para la elaboración de armas.

Es difícil imaginar cómo se dejarían operantes la mayoría de los amparos Constitucionales si se tratara de garantizar un cumplimiento total de la Ley. Casi inconcebibles son los poderes policíacos que serían necesarios para asegurar que la gente no posea tubería metálica o destornilladores no registrados!

Por ejemplo, simplemente para implementar la prohibición de armas verdaderas (no los precursores), el gobierno jamaicano tuvo que anular muchos derechos jurisprudenciales en los controles policiales, y muchas garantías de juicios justos. Nosotros tendríamos que destripar la Constitución para prevenir completamente el surgimiento de un mercado negro de los precursores de armas. Que así sea, como dicen los partidarios anti-armas, "si se logra salvar, aunque sea solamente una vida, entonces, vale la pena".

Pero, ¿que pasaría si a pesar de estas medidas extremas, el mercado negro funcionara? (como sucede casi siempre que existe la suficiente demanda).

Ha llegado el momento para revisar seriamente nuestra estrategia para lograr un mundo libre de armas. Tal vez hay un camino mas corto.

Muy bien. Esta vez haremos una propuesta radical, sin vacilar, vamos a irnos donde no haya ido nadie antes. Claro, habrá quines burlen esta propuesta, pero la misma podría alcanzar el éxito mientras han fracasado todas las estrategias anteriores.

Nosotros, Kopel, Gallant, y Eisen, imaginamos que a partir de este mismo día, las leyes de la combustión química quedan revocadas. Nos imaginamos que la pólvora --y todos los compuestos semejantes-- no cuentan mas con la capacidad de quemar y liberar los gases necesarios para propulsar una bala.

La paz para nuestra época

Al fin, por primera vez, un mundo libre de armas queda verdaderamente a nuestro alcance-- y ha llegado el momento para examinar los resultados. Para esto, sólo hay que mirar atrás, al mundo en que vivían nuestros antepasados.

Sería insuficiente simplemente decir que la vida en tiempos anteriores a las armas de fuego era violenta. Los viajes por tierra, especialmente los de larga distancia, estaban llenos de peligros-- asesinos, ladrones, y otros delincuentes. La mayoría de las mujeres no podía protegerse contra la violación, salvo en el caso de conceder a un macho acceso sexual ilimitado, a cambio de la protección contra otros machos.

En aquella época, la capacidad de las armas dependía en la fuerza muscular. Los avances en la tecnología armamentista principalmente magnificaron los efectos de la fuerza muscular. Cuanto más fuerte uno es, más son las probabilidades del éxito en peleas de corta distancia con armas blancas, o a larga distancia con el arco y flecha o la jabalina (ambas de las cuales requieren gran fuerza de brazos). La habilidad de tales armas "anticuadas" para infringir la matanza de vidas inocentes fue gráficamente demostrada el 8 junio de 2001, cuando el ex empleado de escuela Mamoru Takuma mató a ocho niños escolares, apuñalándolos en la ciudad de Osaka, Japón, un país libre de armas de fuego.

En cuanto a la fuerza muscular, los hombres jóvenes usualmente vencen a mujeres, niños, y a las personas mayores. Fueron los guerreros los que dominaron las sociedades en la Europa feudal libre de armas de fuego, y un hombre débil generalmente tenia que resignarse a una vida de trabajo y obediencia a cambio de un lugar dentro de las paredes del castillo cuando el mal acechaba.

¿Y que era de las mujeres? Según la costumbre de jus primae noctis, los señores feudales tenían el derecho de acostarse con la prometida de un siervo recién casado en su noche de bodas — un precio necesario a pagar por el siervo — a cambio de la promesa de seguridad (¿suena conocido?). No siempre, este acuerdo terminaba en la noche de bodas, puesto que el señor feudal tenía el poder de tomar cualquier mujer, a cualquier hora. No obstante si jus primae noctis era formalmente visto o no en una región, los hombres ricos y fuertes tenían poco mas que su conciencia para detenerse de salirse con la suya con mujeres que no estaban protegidas por otro hombre rico y fuerte.

Pero hay aún otro problema en imaginarse que la pólvora no existe: Nos deshacemos de las armas de fuego, pero no nos deshacemos de todas las armas de proyectil. Con el advenimiento de la cerbatana hace unos 40,000 años atrás, el hombre descubrió la eficacia de un tubo para concentrar potencial aéreo y apuntar un proyectil, haciendo inevitable la eventual aparición de armas de aire comprimido. Así, con o sin la pólvora, todo lo que hemos estado haciendo, hasta ahora, concluye en nada más que detenernos en pequeñeces sobre la mejor manera de propulsar algo usando un tubo.

Las armas de aire comprimido datan de los inicios del siglo 17. Y no estamos hablando de armas tales como la delicada "Daisy Red Ryder BB" con la brújula integrada, anhelada por Ralphie en el cuento clásico de 1984 de Jean Shepard, Una Historia Navideña ("No, Ralphie, no puedes tener una arma BB — te dispararás el ojo"!).

No, en cambio aquí hablamos de una seria nocividad. El tipo de arma sin pólvora que puede arrojar un proyectil de 7.4 onzas con una energía de boca de fuego de 1,082 libra-pies. ¡Compare eso con las 500 libra-pies de la bala típica .357 Magnum! Fuerzas de proyectil aun más impresionantes son realizables usando gases tales como el nitrógeno o el helio, los cuales crean presiones mayores que el aire.

Antes del advenimiento de armas de cartucho de pólvora autónoma, las armas de aire comprimido eran consideradas armas peligrosas. De hecho, hace trescientos años las armas de aire comprimido estaban entre los rifles más poderosos y precisos de calibre grande que existían. Siendo sus mayores desventajas su alto costo y complejidad de producción, eran más confiables y podrían ser disparadas más rápidamente que las armas de fuego del mismo período. Un arma de aire de calibre .31 que guardaba su reserva de aire en el cabo extremo, fue llevada por Lewis y Clark en su expedición histórica y usada exitosamente para tomar animales de caza. (Véase Robert D. Beeman, "Proceeding On to the Lewis & Clark Airgun," Airgun Revue 6 (2000) : 13-33). Hace más de 200 años atrás, las armas de aire, fueron utilizadas en ciertas batallas militares.

Hoy en día, las ametralladoras de aire totalmente automáticas del estilo M-16, son una realidad. Dado que las armas de aire son mas costosas que las armas de pólvora, y dada la mayor conveniencia de estas últimas, la tecnología de aire comprimido nunca fue llevada a su limite letal.

Otros sistemas de armas sin pólvora también han competido por la atención de la humanidad. El siglo 20 fue el siglo más sangriento en la historia de la humanidad. Y mientras que las armas fueron usadas para matar (por ejemplo, con ametralladoras ordenadas para crear campos de fuego entrecruzados en las trincheras de la Primera Guerra Mundial), apenas fueron esenciales. De lejos, el número más grande de asesinatos deliberados ocurrieron durante los genocidios y otras matanzas en masa perpetradas por gobiernos a poblaciones desarmadas. Los instrumentos de muerte se extendieron desde el gas Zyklon-B, hasta el machete y hasta el hambre.


Imaginemos que no hay garras

Imaginar un mundo sin armas de fuego es imaginar un mundo en el cual los fuertes controlan a los débiles, en el cual las mujeres andan dominadas por los hombres, y en el cual las minorías sufren el maltrato o hasta la matanza en masa por las mayorías. Hablando prácticamente, un arma de fuego es la única arma que le permite a una persona débil defenderse de un atacante fuerte o de un grupo de asaltantes, y hacerlo a distancia. Como comentó el autor inglés George Orwell, "Una arma como un rifle le da garras al débil."

El fracaso de la ilusión de las personas que anhelan un mundo libre de armas de fuego es su suposición ingenua de que el deshacerse de “garras” implica desearse del deseo de dominar y matar. Dejan de admitir el hecho innegable de que cuando los débiles están privados de las garras (o de las armas de fuego), los fuertes tienen acceso a otras armas, incluida la pura fuerza muscular. Un mundo libre de armas de fuego sería por mucho más peligroso para las mujeres, y mucho más seguro para los brutos y tiranos.

La única sociedad en la historia que exitosamente cedió las armas de fuego fue Japón en el siglo 17, como se detallada en el excelente libro de Noel Perrin,"Cediendo el Arma de Fuego: El Retroceso de Japón a la espada en la época 1543-1879." Una isla aislada con una dictadura totalitaria, Japón pudo deshacerse de las armas de fuego. El historiador Stephen Turnbull resume el resultado:

"Los recursos del dictador Hidéyoshi fueron tales que el edicto fue llevado a cabo al pie de la letra. Así, la creciente movilidad social de los campesinos fue repentinamente revertida. Los ikki, los monjes-guerreros, se convirtieron en figuras del pasado. . . Hidéyoshi había privado a los campesinos de sus armas. Iéyasu (el siguiente gobernante) ahora comenzó a privarlos de su autoestima. Si un campesino ofendía a un samurai, podía ser asesinado en el acto por la espada del samurai." [Los Samurai : Una historia militar ( New York : Macmillan, 1977).]

Con el estatus inferior del campesinado, afirmado por el desarme civil, los Samurai disfrutaban el kiri-sute gomen, permiso a matar e irse. Cualquier miembro irrespetuoso de las clases bajas podía ser ejecutado por la espada de un Samurai.

Las leyes de desarme japonesas ayudaron a moldear una cultura de sumisión a la autoridad que facilitó la dominación de Japón por una dictadura militar imperialista en los años 1930, que indujo a la nación a una guerra mundial desastrosa.

En resumen, el único país que creó una sociedad verdaderamente libre de armas de fuego, creó una sociedad de dura opresión de clases, en la cual los hombres fuertes de la clase alta podían matar con impunidad a las clases bajas. Cuando un gobierno racista, militarista, e imperialista tomó el poder, no existía ninguna manera efectiva de resistencia. El mundo libre de armas de Japón se convirtió en justo lo contrario de la utopía apacible e igualitaria ideada en la canción "Imagine" de John Lennon.

En vez de imaginar un mundo que carezca de una tecnología particular, ¿qué tal si imaginamos un mundo en el cual los corazones humanos sean más amables y en el cual las personas se traten con respeto y decencia? Esto forma parte de la visión de muchas de las grandes religiones del mundo. Aunque todavía tenemos mucho camino por delante, no se puede negar que centenares de millones de vidas han mejorado gracias a que las personas llegaron a creer en las enseñanzas que imparten estas religiones.

Si un mundo verdaderamente pacifico es alcanzable — o incluso si no lo es, vale la pena aspirarlo — no hay nada por ganar con el intento fútil de eliminar todas las armas. Un resultado más valioso puede resultar de un cambio en los corazones humanos, un alma a la vez.


Artículo Original en inglés : A World without Guns

Artículo Traducido al Español : Un Mundo sin Armas de Fuego

Artículo Traducido al Francés : Un Monde Sans Armes

Artículo Traducido al Italiano : Un Mondo Senz’Armi

Artículo Traducido al Portugués : Imagine um Mundo sem Armas